Caminaba con Karla al salir de su trabajo, el sitio donde nos encontrabamos era por mucho Atlixco, pero un Atlixco desconocido. Las calles era peligrosas, llenas de bandas. Karla me reprochaba el haberla traido por estos rumbos. Y de pronto ya era mi casa y esta se había convertido en un bar, al principio en donde alguna vez estuvo la farmacia, en el primer piso con salida a la calle. El sitio estaba lleno de carnes frías. Mi hermano me decía que era para la botana y que no me la comiera, de cualquier manera tomaba un pedazo de jamón cocido de parma y me lo llevaba a la boca. Esta caliente y un poco rancio. Al subir al segundo piso me percataba de que también ahí se había instalado un bar con la barra al fondo de la sala a un lado de la cocina. Y ahí estaba el pelos diciendome que el era un cabrón que era capaz de servir un coctail, lavar un los vasos y llevarse botana a la boca en un sólo movimiento. en ese momento llegaba mi madre para decirnos que nos dejaramos que hacer pendejos y nos pusieramos a trabajar.
Lo curioso era la angustia que sentía en todo momento por que sabía que debía estudiar y que tenía meses sin pararme por la universidad.
5/02/2003
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario